Templo Besaid

- pues lo primero será hablar con el sacerdote encargado de este templo - dije sonriéndo

Hago una breve reverencia a la estatua de Braska y luego camino hacía un monje que había a un lado.

- Hola - dije dulcemente - me gustaría hablar con el sumo sacerdote de este templo si es posible

M: Por supuesto, le avisaré - dijo muy cortesmente y se marchó a una habitación que estaba situada a la izquierda, yo mientras me quedé allí.

Cerré los ojos y medite mientras esperaba.

Sin abrir los ojos.

- Dejé mi instrucción como invocadora cuando era muy niña, por lo que no llegué a realizar una invocación hasta años más tarde...

Dejé de hablar y observé como se acercaba el sumo sacerdote del templo.

Hice una reverencia para ser lo más cortes posible.

S: Quería verme? - me preguntó amablemente

- Si, soy Linae Bryss, hija del sacerdote del templo de Kilika Gustav Bryss

S: he oido hablar de vuestro padre, siento mucho su muerte, era un gran hombre

- Lo sé, y por esa razón estoy aquí, deseo continuar con las enseñanzas para se invocadora

S: eres mayor para esas enseñanzas joven Linae

- Lo sé, pero se de buena tinta que ese fue el último deseo de mi padre

S: tienes guardian?

- No, todavía no - dije bajando la mirada - pero según tengo entendido es posible ser invocadora sin un guardian

S: eres joven, pero una invocadora no es nadie sin un guardian, su fuerza biene de él... - hizo una pausa - consiga un guardían y luego podrá seguir con sus "lecciones"

- Como desee - dije despidiéndome de él con un leve movimeinto de cabeza.

El sumo sacerdote se marchó por donde había venido dejándome allí junto con Dante.

Me giré.

- Siento haberte hecho esperar - me disculpe

Observo como se acerca un caballero.

- Hola - digo cortésmente

- Linae Bryss - dije haciendo un gesto a modo de saludo - un placer conocerle caballero Kirtash

Observé detenidamente a Kirtash, intentando reconocer la razón por al que estaría en el templo. Le había visto meditando ante la escultura de Braska, así qeu sin duda tenía conocimientos sobre la historia de templarios.

- Esta claro que mi misión aquí ha fallado, hasta que no consiga un guardian no podré proseguir con las enseñanzas para llegar a convertirme en una invocadora - dije con tono ligeramente triste, aunque manteniendo la compostura - supongo que la vida nunca es sencilla

Miro a Kirtash

- Y a vos que os ha triado a esta hermosa isla? - dije cambiando de tema

Mientras hablabamos un hombre entró en el templo. Le miré detenidamente, pues su aspecto me parecía familiar, no tardé en darme cuenta de quién era.

Aunque estaba sorprendida mantuve la compostura y no denoté lo que ocurría en mi interior.

"Krattos..."

No dije nada, sino que volví la mirada hacía Kirtash para proseguir con la conversación.

Entré en el templo e ignorando todo lo que ocurría a mí alrededor me detuve a observar las estatuas del lugar. Se trataba de invocadores que antaño habían hecho cosas formidables, entre ellos estaba Braska, el invocador que había derrotado a Sinh junto a sus guardianes.

Me detuve a observar detenidamente el rostro del salvador y fue entonces cuando comprendí cuán importante era para estos aldeanos. Su rostro denotaba el orgullo de su pueblo.

Me incliné en su honor y levanté la mirada satisfecho, ignorando las miradas ajenas.

- Si conoce algún guardian por favor háblele de mi - dije sonriéndo

Anduve en silencio hasta el pie de las escaleras interiores del templo. Las cuáles daban paso a la zona donde comenzaba la peregrinación de los invocadores. Unas pruebas intensas que debían superar junto a sus guardianes.

Admiré con agrado la decoración de la sala y di un paso decidido para ascender las escaleras. No estaba permitido acceder a esta zona, normalmente sólo los invocadores y sus guardianes podían traspasar estos umbrales. Pese a ello, tenía interés de averiguar algo más sobre los secretos que albergaban en los templos.

-Perdone, ¿Buscaba algo?

Un señor de mediana edad me miraba con cierta inquietud. Pude atisbar en sus ojos el miedo que le imbuía mi aspecto.

-Eh... -dudé-¿Sería posible acceder a la antecámara?-pregunté al fin.

-Esta es una zona restringida para los peregrinos, ¿Es usted un guardián?

Asentí con la cabeza ante tal pregunta.

La mirada del señor recorrió mi armadura hasta acabar en la empuñadura de la espada que yacía sobre mi espalda.

-¿Y su invocadora?

-Bueno... no tengo.

-Ya veo, ¿qué le trae a un guardián incompleto hasta esta pequeña aldea?

-Dicen las lenguas que aquí suelen venir invocadores en busca de guardianes.

-Malas lenguas... muy malas lenguas-el hombre se llevó la mano a la barbilla pensativo y luego comenzó a reir a carcajadas ante mi mirada perpleja.

-¿Qué le hace tanta gracia?-pregunté algo enojado. El señor empezaba a sacarme de mis casillas.

-Todos los guardianes sois iguales-conjetó.

-¿Perdone?-intenté guardar la compostura.

-No se preocupe joven, me encargaré de que los próximos invocadores que llegen a la aldea en busca de guardianes sepan de usted. Mientras tanto, puede hospedarse en la posada.

-Gracias-dije algo testarudo.

Cuando estaba a punto de abandonar la sala el viejo continúo con sus impertinentes preguntas:

-¿Cuando llegó?

-Hoy, de madrugada.

-No es buena idea viajar de noche, muchacho.

-Eso es problema mío-le espeté.

El hombre se encogió de hombros.

-Ah decir verdad, tengo una invocadora estos días buscando un guardián.

-¿Y por qué no lo ha dicho antes?-fruncí el ceño. Este hombre empezaba a ponerme nervioso.

-No creo que tengas el nivel que ella requiere, y a juzgar por tu aspecto, pareces más bien un modelito de pasarela que un guardián. Tus ropas son extrañas, tu mirada perdida no confiere confianza y tu arma tan extraña, mosquea un poco.

-Déjeme hablar con esa invocadora, ella decidirá si soy digno... no usted-dije acercandome hacia el anciano con ferocidad.

-Tranquilo muchacho, era solo una broma-el viejo volvió a reirse a carcajadas.

Bufé.

-Me hace gracia el humor que traéis los guardianes novatos.

Resoplé exasperado.

-Está bien, está bien....

- vaya, a esto se le llama casualidad - dije con una ligera sonrisa - yo una invocadora en busca de un guardian y vos al revés... cómo es la vida

Mi voz se notaba algo nerviosa por el hecho de tener un guardian tan pronto y eso se reflejaba también en mis ojos

- El mundo está lleno de casualidades, aunque la gente suele llamarlo destino - hice una pausa - aunque personalmente no creo en un destino predeterminado, sino el que nosotros forjamos con nuestras acciones